Nirnaeth Arnoediad, conocida en la lengua de los Elfos como la Batalla de las Lágrimas Innumerables, es uno de los eventos más trágicos y decisivos en la historia de la Primera Edad de la Tierra Media. Esta batalla, la quinta de las grandes guerras de Beleriand, representa un punto de inflexión en la lucha titánica entre las fuerzas del bien, encabezadas por los Elfos y sus aliados, y el mal absoluto personificado en Morgoth, el primer y más poderoso Señor Oscuro.

El nombre mismo de la batalla, derivado de las primeras palabras del Destino de Mandos, «Lágrimas innumerables derramaréis…», sugiere el inmenso sufrimiento y las pérdidas incalculables que marcaron este enfrentamiento. A lo largo de cuatro días de feroz combate en la llanura de Anfauglith, los ejércitos de la Unión de Maedhros, una alianza frágil y complicada de Elfos, Hombres y Enanos, intentaron desafiar el dominio de Morgoth, solo para encontrarse con la traición y la desesperación.

La Nirnaeth Arnoediad significó una derrota militar devastadora y selló el destino de muchas de las principales figuras y reinos de la Tierra Media. En este artículo, veremos en detalle los antecedentes, desarrollo y consecuencias de esta épica batalla, mostrando la valentía y tragedia de aquellos que lucharon en ella y proporcionando una visión profunda de su impacto en el legendarium de J.R.R. Tolkien.

Antecedentes de la batalla 

La Nirnaeth Arnoediad se enmarca en un periodo turbulento de la Primera Edad de la Tierra Media. Veinte años antes, la Dagor Bragollach, la Batalla de la Llama Súbita, había devastado las defensas élficas y dejado a los Noldor en una posición desesperada. Los éxitos de Beren y Lúthien al recuperar un Silmaril de la corona de Morgoth inspiraron a Maedhros, hijo de Fëanor, a formar una alianza destinada a desafiar nuevamente al Señor Oscuro. Esta alianza, conocida como la Unión de Maedhros, reunió a los Elfos, Hombres y Enanos en un esfuerzo conjunto para retomar la ofensiva.

Sin embargo, los rencores y traiciones del pasado dificultaron la cohesión de la alianza. Orodreth de Nargothrond y Thingol de Doriath se negaron a apoyar a los hijos de Fëanor, quienes habían cometido actos atroces en nombre del Juramento de su padre. A pesar de esto, pequeños contingentes liderados por Gwindor de Nargothrond y los valientes Mablung y Beleg de Doriath se unieron a la causa.

Preparativos para la batalla

Maedhros dividió sus fuerzas en dos ejércitos principales: el suyo propio en el este, y el de Fingon en el oeste. La estrategia era clara, Maedhros avanzaría abiertamente por Anfauglith para atraer a las fuerzas de Morgoth, mientras Fingon se mantendría oculto en las montañas de Ered Wethrin, listo para emboscar al enemigo desde el flanco. Sin embargo, la desconfianza entre los aliados y la traición interna complicaron los planes.

Desarrollo de la batalla

La batalla comenzó en el cuarto día de la guerra, cuando los ejércitos de Fingon y Maedhros tomaron sus posiciones asignadas. Morgoth, anticipando sus movimientos gracias a espías infiltrados, lanzó una fuerza inicial de Orcos para provocar a los Elfos. Los capitanes élficos, instigados por la crueldad de los Orcos que asesinaron brutalmente al prisionero Gelmir ante sus ojos, rompieron filas y cargaron hacia adelante, comenzando una cadena de eventos que culminaría en tragedia.

A pesar de la ferocidad inicial de la carga élfica, las fuerzas de Morgoth, mejor preparadas y en mayor número, pronto comenzaron a repeler a los atacantes. La llegada inesperada de Turgon con diez mil lanceros de Gondolin dio un respiro a las tropas de Fingon, permitiéndoles reorganizarse y resistir momentáneamente.

Clímax y desenlace

La traición interna se manifestó cuando Uldor el Maldito, uno de los líderes de los Hombres del Este que se habían unido a Maedhros, se volvió contra los Elfos en un momento crítico. Esta traición desestabilizó las líneas de Maedhros, permitiendo a los dragones, Balrogs y demás criaturas de Morgoth infligir un daño devastador.

En el oeste, Fingon se enfrentó al temible Gothmog, el Señor de los Balrogs. En un combate singular, Fingon fue abatido, dejando a sus tropas desmoralizadas y desorganizadas. Húrin y Huor, los hermanos de Dor-lómin, montaron una defensa desesperada para permitir la retirada de Turgon y los restos del ejército élfico. Huor cayó en combate, mientras Húrin fue capturado después de una resistencia heroica en la que abatió a setenta enemigos.

Consecuencias y secuelas

La derrota en la Nirnaeth Arnoediad fue catastrófica para los Elfos y Hombres de Beleriand. Los territorios del norte quedaron bajo el control total de Morgoth, y los supervivientes de la batalla fueron dispersados o sometidos a condiciones brutales. Las fuerzas élficas se replegaron a Doriath, Gondolin y Nargothrond, mientras que los Hombres de Hithlum fueron esclavizados.

Morgoth, sin embargo, no consiguió una victoria completa. Turgon y su ciudad secreta de Gondolin permanecieron ocultos, representando una amenaza latente que el Señor Oscuro no pudo ignorar. Húrin, llevado a Angband, fue maldecido y forzado a presenciar la ruina de su familia desde una alta montaña, marcando el inicio de una serie de tragedias que afectarían a sus descendientes.

Otras versiones del Legendarium

Las diferentes versiones de la Nirnaeth Arnoediad en los escritos de Tolkien revelan la evolución de su pensamiento sobre esta batalla. En versiones tempranas, la intervención de los traidores era menos prominente, y los Elfos parecían tener una mayor posibilidad de victoria. Sin embargo, en las versiones finales, la inevitabilidad de la derrota a manos de Morgoth se hizo más clara, alineándose con la profecía del Destino de Mandos.

Etymología y significado

El nombre Nirnaeth Arnoediad proviene del sindarin y se traduce como «Lágrimas Innumerables». Esta denominación refleja la magnitud del sufrimiento y las pérdidas sufridas en la batalla, un eco de la condena y desesperanza que la victoria de Morgoth trajo sobre Beleriand.