Uldor «el Maldecido» es una figura oscura y compleja en el legendarium de J. R. R. Tolkien, específicamente en su obra póstuma «El Silmarillion». Hijo de Ulfang «el Negro», Uldor pertenece a los Hombres Cetrinos, un grupo que llegó a las tierras de Beleriand en la Primera Edad del Sol. Este personaje es particularmente recordado por su traición durante uno de los eventos más trágicos y significativos de la Primera Edad: la Nirnaeth Arnoediad, también conocida como la Batalla de las Lágrimas Innumerables. Su apodo, «el Maldecido», refleja tanto su destino final como la profunda marca de traición que dejó en la historia de la Tierra Media.

El Silmarillion, una obra rica en mitos y leyendas, nos presenta a Uldor como un personaje cuyo legado está ligado a la traición y el engaño. La complejidad de su figura reside en las consecuencias devastadoras que estas tuvieron para los ejércitos de los Eldar y sus aliados. Uldor, junto con su padre y hermanos, formó parte de los Orientales, un grupo de hombres que inicialmente buscaron alianzas con los Elfos, pero que, en última instancia, algunos de ellos se convirtieron en traidores al servicio de Morgoth, el primer y más poderoso Señor Oscuro.

Origen y familia

Uldor, conocido como «el Maldecido», es un personaje perteneciente a los Hombres Cetrinos, una raza humana que aparece en «El Silmarillion». Es hijo de Ulfang «el Negro», un caudillo de los orientales, y tiene dos hermanos: Ulfast y Ulwarth. La familia de Uldor jugó un papel significativo en la historia de Beleriand durante la Primera Edad.

Familia de Uldor

  • Padre: Ulfang «el Negro»
  • Hermanos: Ulfast y Ulwarth

La familia de Uldor se distinguía por su astucia y habilidades estratégicas, características que eventualmente los llevaron a establecer alianzas con los Elfos, aunque con intenciones ocultas. Uldor, al igual que su padre y hermanos, era conocido por su carácter engañoso y su disposición a traicionar a aquellos que inicialmente parecían sus aliados.

Llegada a Beleriand

Tras la Dagor Bragollach, un evento catastrófico que cambió el equilibrio de poder en Beleriand, los Hombres Cetrinos comenzaron a migrar hacia el oeste, atraídos por las historias de las riquezas y las tierras fértiles de Beleriand. Entre estos hombres se encontraban Uldor y su familia, quienes pronto buscaron establecerse y formar alianzas con los Elfos. Eventos clave de la llegada a Beleriand:

  • Migración: Los Hombres Cetrinos se dirigieron a Beleriand tras la Dagor Bragollach.
  • Alianzas: Maedhros, uno de los hijos de Fëanor, ofreció su amistad a dos líderes importantes de los Hombres Cetrinos: Bór y Ulfang.
    • Leales: Los hijos de Bór juraron lealtad a Maedhros y Maglor y se mantuvieron fieles.
    • Traidores: Los hijos de Ulfang, incluyendo a Uldor, juraron lealtad a Caranthir pero no mantuvieron su promesa.

La llegada de Uldor y su familia a Beleriand marcó el comienzo de una serie de eventos que culminarían en la traición más infame de la Primera Edad. A pesar de las apariencias iniciales de lealtad, Uldor y sus hermanos siempre tuvieron la intención de servir a Morgoth, el oscuro enemigo de los Elfos y Hombres libres.

La infiltración de los Hombres Cetrinos en las filas de los Eldar fue una táctica calculada que se revelaría plenamente durante la Nirnaeth Arnoediad. Uldor, en particular, mostró una habilidad excepcional para el engaño, logrando ganarse la confianza de sus aliados elfos solo para traicionarlos en un momento crítico.

Ascenso al poder

Tras la llegada de los Hombres Cetrinos a Beleriand, Uldor y su familia rápidamente buscaron consolidar su influencia. La muerte de Ulfang «el Negro» en el año 470 de la Primera Edad dejó un vacío de poder que Uldor no tardó en llenar. Como nuevo líder de los orientales, Uldor asumió el título de Señor de los Orientales y se convirtió en una figura clave en la política de Beleriand.

  • Muerte de Ulfang: Ulfang murió en el año 470 de la Primera Edad.
  • Liderazgo de Uldor: Uldor asumió el liderazgo de los orientales.
  • Alianzas estratégicas: Mantuvo y fortaleció las alianzas con los elfos, particularmente con Caranthir, aunque con la intención de traicionarlos eventualmente.

Como líder, Uldor mostró una mezcla de astucia y crueldad que le permitió mantener a los orientales bajo control y continuar su colaboración secreta con Morgoth. Su capacidad para engañar a sus aliados y enemigos por igual hizo de él una figura temida y respetada entre los Hombres Cetrinos.

La Batalla de las Lágrimas Innumerables

La Nirnaeth Arnoediad, o Batalla de las Lágrimas Innumerables, es uno de los eventos más trágicos y decisivos en la historia de la Primera Edad. En esta batalla, Uldor desempeñó un papel clave que cambió el curso de la historia.

  • Convocatoria a la batalla: Uldor y sus huestes fueron convocados por Maedhros para luchar contra Morgoth.
  • Estrategia de engaño: Utilizó su astucia para enviar falsas advertencias de ataques desde Angband, lo que retrasó el avance del ejército de Maedhros.
  • Traición: En un momento crítico de la batalla, Uldor y sus fuerzas atacaron desde la retaguardia, causando confusión y desorganización entre las filas de los hijos de Fëanor.
  • Contraataque: A pesar del caos, Maglor logró matar a Uldor, mientras los hijos de Bór eliminaron a sus hermanos Ulfast y Ulwarth.
  • Resultado: A pesar de la muerte de Uldor, sus hombres, ocultos en las colinas, lanzaron un ataque desde tres flancos, dispersando definitivamente el ejército de Maedhros.

Muerte de Uldor

La muerte de Uldor fue tan dramática como su vida. En el caos de la Nirnaeth Arnoediad, su traición se consumó cuando atacó a los ejércitos elfos desde la retaguardia. Sin embargo, su victoria fue efímera. Maglor, uno de los hijos de Fëanor, logró enfrentarse a Uldor y, en una batalla feroz, lo mató.

  • Asesino: Maglor, hijo de Fëanor
  • Circunstancias: Durante la traición en la Nirnaeth Arnoediad
  • Consecuencias inmediatas: La muerte de Uldor no detuvo el ataque de sus fuerzas, que continuaron su ofensiva y causaron grandes pérdidas a los ejércitos elfos.

La muerte de Uldor fue un acto de justicia rápida en medio de la traición, pero no logró revertir el daño ya causado. Su traición y posterior muerte dejaron una marca indeleble en la memoria de la Primera Edad, recordando a todos el precio de la deslealtad y el poder destructivo de la traición.