En las legendarias páginas de El Hobbit, de la mano del maestro J.R.R. Tolkien, surge la figura de un enano imponente: Thorin II Escudo de Roble. Hijo del linaje de Durin, heredero de un trono perdido y marcado por la tragedia, Thorin II se embarca en una épica aventura para reclamar su legítima herencia y vengar la muerte de su abuelo a manos del temible dragón Smaug.
Su camino está plagado de peligros, trolls hambrientos, arañas gigantes, trasgos vengativos y ejércitos élficos hostiles. Pero Thorin II no es un guerrero cualquiera. Su coraje inquebrantable, liderazgo inspirador y determinación férrea lo convierten en un héroe que dejó una gran marca en la historia.
Orígenes y primeros años de Thorin II
Nacido en el año 2746 de la Tercera Edad en las profundidades de la Montaña Solitaria, Thorin II Escudo de Roble perteneció al linaje de Durin, una estirpe de enanos legendarios que gobernaron Erebor durante siglos. Su padre, Thráin II, y su abuelo, Thrór, le transmitieron la herencia de un reino próspero y una historia gloriosa.
Sin embargo, la vida de Thorin II estuvo marcada por la tragedia desde sus primeros años. Cuando apenas tenía 24 años, Erebor fue saqueada y destruida por el dragón Smaug, quien se apoderó de sus tesoros y obligó a los enanos a huir al exilio. Este evento traumático marcó profundamente a Thorin II, quien juró recuperar su hogar y vengar la muerte de su abuelo a manos de la bestia alada.
La Guerra entre enanos y orcos
Impulsado por un deseo incansable de justicia y venganza, Thorin II se unió a la Guerra entre Enanos y Orcos que se desató tras la destrucción de Erebor. En esta cruenta batalla, que duró desde 2793 hasta 2799 de la Tercera Edad, Thorin II demostró su valor como guerrero y su liderazgo innato.
Su valentía y determinación lo convirtieron en una figura legendaria entre su pueblo, y su participación en la batalla de Azanulbizar le otorgó el apodo de «Escudo de Roble», en honor a su heroísmo al utilizar una rama de roble como arma para defenderse de los enemigos.
La búsqueda de Erebor y la batalla contra Smaug
Tras la victoria en la Guerra entre Enanos y Orcos, Thorin II se convirtió en el líder de su pueblo errante. La idea de recuperar Erebor y su tesoro nunca abandonó su mente, y en el año 2941 de la Tercera Edad, decidió emprender una peligrosa aventura para lograrlo. Guiado por el mago Gandalf y acompañado por una compañía de doce enanos, entre los que se encontraban sus sobrinos Fíli y Kíli, Thorin II se embarcó en un viaje lleno de peligros y desafíos.
El camino hacia Erebor estuvo plagado de obstáculos. La compañía se enfrentó a trolls hambrientos en las Landas de Etten, arañas gigantes en el Bosque Negro y el ataque de orcos en las Montañas Nubladas. A pesar de las dificultades, Thorin II demostró ser un líder excepcional, inspirando a sus compañeros con su valentía y determinación.
Finalmente, la compañía llegó a la Montaña Solitaria, donde se encontraba el dragón Smaug. La batalla contra la bestia alada fue épica y sangrienta. Thorin II, con su espada Orcrist en mano, luchó con bravura y arrojo, liderando a sus hombres hacia la victoria. Smaug fue derrotado y Erebor fue liberado de su tiranía.
El reinado de Thorin II y la batalla de los Cinco Ejércitos
Tras la victoria sobre Smaug, Thorin II fue coronado Rey Bajo la Montaña, reclamando así el trono que le pertenecía por derecho. Su reinado fue breve pero significativo, ya que bajo su liderazgo Erebor volvió a prosperar y se convirtió en un faro de esperanza para los enanos de la Tierra Media.
Sin embargo, la paz no duraría mucho tiempo. La noticia del tesoro de Erebor llegó a oídos de los Elfos y los Hombres, quienes reclamaron su parte de las riquezas. Thorin II, cegado por la codicia y el orgullo, se negó a compartir el tesoro, lo que desató un conflicto que desembocó en la Batalla de los Cinco Ejércitos.
En esta batalla, Thorin II luchó con valentía para defender su reino, pero fue herido de muerte. Antes de morir, se arrepintió de su arrogancia y pidió perdón a Bilbo Bolsón, el hobbit que lo había acompañado en su aventura. Thorin II falleció en los brazos de Bilbo, dejando un legado de heroísmo, pero también de codicia y orgullo.